Había una vez un hombre que estaba contemplando las
formas de operar de la Naturaleza, y que descubrió,
como consecuencia de su concentración y aplicación,
la manera de hacer fuego.
Este hombre se llamaba Nour. Decidió viajar de una
comunidad a otra, mostrando a la gente su descubrimiento.
Nour transmitió el secreto a muchos grupos de gentes.
Algunos sacaron ventaja de este conocimiento. Otros, considerándolo
peligroso, lo echaron antes de tomarse el tiempo para entender
cuan valioso les podía ser este descubrimiento.
Finalmente, una tribu ante la cual realizo una demostración,
reacciono con tan sorprendente pánico, que se abalanzaron
sobre el y lo mataron, convencidos de que era un demonio.
Pasaron cientos de años. La primera tribu, que había
aprendido el secreto del fuego, lo reservo para sus sacerdotes,
quienes permanecieron influyentes y poderosos, mientras la
gente se congelaba por el frío. La segunda tribu olvido
el arte, adorando en cambio los instrumentos. La tercera,
adoro una imagen de Nour, porque fue el quien les había
enseñado. La cuarta conservo en sus leyendas la historia
de como hacer fuego: algunos las creían, otros no.
La quinta comunidad realmente hizo uso del fuego, y esto hizo
posible que ellos se calentaran, que cocinaran sus alimentos
y que manufacturaran toda clase de artículos útiles.
Después de muchísimos años, un hombre
sabio y un pequeño grupo de discípulos viajaban
a través de los territorios de estas tribus. Los discípulos
estaban asombrados ante la variedad de rituales que encontraron,
y cada uno dijo a su maestro: "Pero todos estos conocimientos
están, de hecho, relacionados con hacer el fuego, y
nada mas. ¡Deberíamos reformar a estas gentes!"
El maestro dijo: "Muy bien, entonces. Recomenzaremos
nuestra travesía. Al final de ella, aquellos que sobrevivan
conocerán los problemas reales y como aproximarse a
ellos."
Cuando llegaron a la primera tribu, el grupo fue recibido
hospitalariamente. Los sacerdotes invitaron a los viajeros
a asistir a su ceremonia religiosa de hacer fuego. Cuando
hubo terminado y hallándose la tribu en estado de excitación
a causa del hecho que habían presenciado, el maestro
dijo: "¡Alguien desea hablar?"
El primer discípulo dijo: "Por causa de la Verdad
me siento impulsado a decir algo a esta gente." "Si
tu deseas hacerlo por tu cuenta y riesgo, puedes hacerlo",
le dijo el maestro. Entonces el discípulo se adelanto
hacia el jefe tribal y sus sacerdotes y dijo: "Yo puedo
realizar el milagro que vosotros interpretáis como
una especial manifestación de la deidad. Si hago tal
cosa, ¿aceptáis haber estado en un error por
tantos años?"
Pero los sacerdotes gritaron: "Prendedlo." El hombre
fue llevado fuera y nunca se le volvió a ver. Los viajeros
fueron al próximo territorio, donde la segunda tribu
estaba adorando los instrumentos para hacer fuego. Nuevamente
un discípulo se ofreció para intentar hacer
entrar en razón a la comunidad.
Con la autorización del maestro, dijo: "Pido permiso
para hablaros como a personas razonables. Vosotros estáis
adorando los medios por los que algo puede ser hecho, ni siquiera
la cosa en si. De este modo impedís que su utilidad
entre en acción. Yo conozco la realidad que yace detrás
de esta ceremonia."
Esta tribu estaba compuesta por gente mas razonable. Pero
dijeron al discípulo: "Tu eres bienvenido a nuestro
medio como viajero y extranjero. Pero como tal, ajeno a nuestra
historia y costumbres, no puedes entender lo que estamos haciendo.
Cometes un error. Incluso es posible que estés tratando
de hacer desaparecer o alterar nuestra religión. Por
eso nos negamos a escucharte."
Los viajeros continuaron su travesía. Al arribar al
territorio de la tercera tribu, encontraron delante de cada
morada un ídolo que representaba a Nour, el autor del
fuego. El tercer discípulo, dirigiéndose a los
jefes de la tribu, dijo: "Este ídolo representa
a un hombre, el cual simboliza una capacidad que puede ser
utilizada."
"Puede que sea así, pero el penetrar en el real
secreto es solo para pocos", respondieron los adoradores
de Nour. "Es solo para los pocos que pueden comprenderlo,
y no para aquellos que rehúsan enfrentarse con ciertos
hechos", dijo el tercer discípulo.
"Esta es una insigne herejía, y de un hombre que
ni siquiera habla nuestra lengua correctamente, y que no es
un sacerdote ordenado en nuestra fe", murmuraron los
sacerdotes. Y no logro progreso alguno. El grupo continuó
su jornada y arribo a las tierras de la cuarta tribu. Entonces,
un cuarto discípulo se adelanto en la asamblea tribal.
"La historia de hacer fuego es verdadera, y se como puede
ser hecho", dijo.
La confusión cundió en la tribu, que se dividió
en varias fracciones. Algunos dijeron: "Esto puede ser
verdad, y de ser así, queremos saber como se hacer
fuego". No obstante, cuando esta gente fue examinada
por el maestro y sus seguidores, estos comprobaron que la
mayoría estaba ansiosa por hacer uso de la habilidad
de hacer fuego para provecho personal, sin comprender que
era algo para el progreso humano. Las distorsionadas leyendas
que habían penetrado tan profundamente en le mente
de la mayoría de ellos, hacían que los que pensaban
que podrían representar la verdad eran frecuentes desequilibrados,
y no podrían hacer fuego aun si se les hubiese enseñado.
Había otra fracción que dijo: "Por supuesto
que las leyendas no son ciertas. Este hombre solo esta tratando
de engañarnos a fin de tener un lugar de privilegio
entre nosotros." Y una tercera fracción dijo:
"Preferimos las leyendas como están, pues ellas
son la verdadera argamasa de nuestra cohesión. Si las
abandonamos, y descubrimos que esta nueva interpretación
es útil, ¿que será entonces de nuestra
comunidad?" Y, además, hubo otros puntos de vista.
Así, el grupo continuó su camino hasta que llego
a las tierras de la quinta comunidad, donde hacer fuego era
usual, y donde la gente tenia otras preocupaciones.
El maestro les dijo a sus discípulos: "Vosotros
debéis aprender como enseñar, pues el hombre
no quiere ser enseñado. Antes que nada, debéis
enseñar a la gente como aprender. Y antes que eso,
deberéis enseñarles que hay todavía algo
que aprender. Ellos imaginan estar en condiciones de aprender.
Pero quieren aprender aquello que imaginan debe ser aprendido,
y no lo que deben aprender primero. Cuando hayáis aprendido
todo esto, podréis entonces idear la manera de enseñar.
Conocimiento sin especial capacidad para enseñar, no
es la misma cosa que conocimiento y capacidad."
Cuentos de los Derviches. Idries
Shah
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