Dice Buda en unos de sus Tantras: "De todos los budas que
han alcanzado jamás la Iluminación, ni uno solo
lo consiguió sin contar con un maestro, y de los mil
budas que aparecieran en esta era, ninguno alcanzara la Iluminación
sin contar con un maestro".
En
Occidente, muchas personas contemplan con suspicacias a los
maestros y muchas veces con buenos motivos, por desgracia.
No hace falta enumerar los temibles y decepcionantes casos
de necedad, codicia y charlatanismo que se han dado en el
mundo moderno desde su apertura a la sabiduría oriental
en los años cincuenta y sesenta. Sin embargo, las grandes
tradiciones de sabiduría, tanto la cristiana como la
sufi, la budista o la hindú, basan su fuerza en la
relación entre maestro y discípulo. Por eso,
lo que ahora el mundo necesita con urgencia es una comprensión
lo mas clara posible de lo que es un autentico maestro, de
lo que es un autentico discípulo, y de cual es la verdadera
naturaleza de la transformación que se produce por
medio de la devoción al maestro, lo que podríamos
llamar "la alquimia del discipulado".
De
todas las explicaciones que he oído sobre la verdadera
naturaleza del maestro, quizás la mas conmovedora y
precisa me la dio mi maestro Jamyang Khyentse. Como el decía,
aunque nuestra verdadera naturaleza es buda, ha estado cubierta
desde tiempos sin principio por una oscura nube de ignorancia
y confusión. Esta verdadera naturaleza, empero, nuestra
naturaleza de buda, nunca se ha rendido del todo a la tiranía
de la ignorancia; en un lugar u otro, siempre esta rebelándose
contra su dominio.
Nuestra
naturaleza de buda, por consiguiente, tiene un aspecto activo
que es nuestro "maestro interior". Desde el momento
mismo de nuestro obscurecimiento, este maestro interior no
ha cesado de trabajar por nosotros sin descanso, sin cesar
de intentar llevarnos de vuelta al resplandor y la espaciosidad
de nuestro verdadero ser. Jamyang Khyentse decía que
el maestro interior no nos ha dado jamás por perdidos,
ni por un solo segundo. En su infinita compasión, una
con la compasión infinita de todos los budas t de todos
los seres iluminados, ha estado trabajando sin cesar por nuestra
evolución, no solo en esta vida, sino también
en todas nuestras vidas anteriores, utilizando toda clase
de medios hábiles y todo tipo de situaciones para enseñarnos
y despertarnos, y para guiarnos de vuelta a la verdad.
Cuando
hemos rezado por la verdad y aspirado a ella y la hemos anhelado
durante mucho tiempo, durante muchísimas vidas, y cuando
nuestro karma se purifica lo suficiente, ocurre una especie
de milagro. Y ese milagro, si somos capaces de entenderlo
y aprovecharlo, puede conducirnos a la eliminación
definitiva de la ignorancia: el maestro interior, que ha estado
siempre con nosotros, se manifiesta en forma de un "maestro
exterior" al que encontramos en la vida real casi como
por arte de magia. Ese encuentro es el mas importante que
puede producirse en una vida.
¿Quien
es ese maestro exterior? No es otro que la encarnación,
la voz y el representante de nuestro maestro interior. El
maestro o la maestra cuya forma humana, voz humana y sabiduría
llegamos a mar con un amor mas profundo que cualquiera que
podamos experimentar en la vida no es sino la manifestación
externa del misterio de nuestra propia verdad interior.
¿Que otra cosa podría explicar por que nos sentimos
tan poderosamente conectados con él o ella?
En
el plano mas profundo y mas elevado, el maestro y el discípulo
no están ni pueden estar jamás separados en
modo alguno; pues la tarea del maestro consiste en enseñarnos
a recibir, sin obscurecimientos de ninguna clase, el claro
mensaje de nuestro maestro interior, y en hacernos cobrar
conciencia de la presencia continua de ese maestro supremo
en nuestro interior.
Rezo
porque todos ustedes puedan saborear en esta vida la alegría
de esta perfectísima clase de amistad.
Lama
Sogyal Rimpoche
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