La oposición básica del ego a la religión
se presenta bajo la forma de
imaginación e ilusiones contrarias a la realidad.
En
el nivel del misticismo, el traicionero ego, nos anima a prestar
acuerdo y adherirnos a causas y propuestas que están
solamente vecinas a la
verdad, incluso a seguir proféticos mensajes y declaraciones
de santos
que han sido distorsionados y aceptar falsas ideas y maestros.
En
el nivel de la sabiduría el ego intenta empujarnos
a reclamar santidad,
aún divinidad - el peor pecado, aquél de colocarse
uno mismo como par
de Allah.
Dice
Allah: `Has visto tú al que ha tomado por su dios a
su
propia pasión [ó impulsos] ... ' (Sura Al Furqan,
25:43).
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