Declaración
de Su Santidad el Dalai Lama en el 45º aniversario del
Levantamiento Popular Tibetano, el 10 de marzo 2004
Hoy conmemoramos el 45º aniversario del Levantamiento
Popular Tibetano de
1959. Rindo homenaje a los muchos hombres y mujeres tibetanos
que
valientemente sacrificaron sus vidas por la causa de la libertad
tibetana.
Siempre se les recordará.
Este año marca 50 años desde mi visita a China
en 1954 para reunirme con los
líderes de entonces, particularmente, Mao Tse-tung.
Recuerdo muy bien que
emprendí el viaje seriamente preocupado por el futuro
de Tíbet. Todos los
líderes que conocí me aseguraron que la presencia
china en Tíbet estaba
encaminada al bienestar de los tibetanos y a ayudar
a desarrollar el
Tíbet. Durante mi estancia en China también
aprendí sobre el
internacionalismo y el socialismo, los que me impresionaron
mucho. Así es
que regresé a Tíbet lleno de optimismo y confianza
de que se podría llegar a
una coexistencia pacífica de mutuo beneficio. Desafortunadamente,
poco
después de mi regreso, China se vio envuelta en un
revuelo político que se
desató debido a sus radicales campañas políticas.
Estos acontecimientos
tuvieron un impacto importante sobre la política china
hacia Tíbet, dando
lugar a una mayor represión y rigidez que culminó
en el Levantamiento
Popular Tibetano en marzo de 1959.
Mi esperanza es que este año pueda ver un avance importante
en nuestras
relaciones con el gobierno chino. Como en 1954, hoy sigo empeñado
en no
dejar piedra por mover en busca de una solución de
mutuo beneficio tanto
para las preocupaciones chinas, como para lograr una vida
en libertad, paz y
dignidad para el pueblo tibetano. A pesar de las décadas
de separación, el
pueblo tibetano sigue depositando en mí una enorme
confianza y esperanza.
Siento gran responsabilidad al actuar como su portavoz en
libertad. El
hecho de que el Presidente Hu Jintao tenga conocimiento de
la situación y
los problema s en Tíbet, puede ser un factor positivo
a la hora de resolver
la cuestión tibetana. Por lo tanto, espero reunirme
con los líderes
actuales de la República Popular de China en un intento
por asegurar una
solución mutuamente aceptable al problema tibetano.
Mis enviados establecieron contacto directo con el gobierno
chino en dos
viajes a China en septiembre de 2002 y mayo - junio de 2003.
Esto
constituyó un avance positivo y bienvenido que comenzó
bajo la presidencia
de Jiang Zemin. El problema de Tíbet es complejo y
de crucial importancia
tanto para el pueblo tibetano como el chino. Por lo tanto,
requiere
cuidadosa consideración y serias deliberaciones por
ambas partes antes de
que se pueda tomar alguna decisión. Conducir este proceso
a una conclusión
exitosa llevará tiempo, paciencia y determinación.
Sin embargo, considero
que es de máxima importancia mantener el ímpetu,
intensificar y profundizar
este proceso mediante encuentros regulares cara a cara y discusiones
sustanciales. Ésta es la única forma de disipar
la desconfianza y el
malentendido existentes, y de aumentar la confianza.
Por consiguiente, he dado instrucciones a mis enviados para
que visiten
China lo antes posible para continuar con este proceso; confío
en que podrán
realizar el viaje sin mayor demora. Esto ayudará a
fomentar la confianza en
el proceso actual entre los tibetanos, como también
entre nuestros amigos y
simpatizantes en todo el mundo muchos de los cuales
se mantienen bastante
escépticos sobre la buena voluntad de Beijing para
entablar un verdadero
proceso de acercamiento y diálogo.
La situación actual en Tíbet no beneficia a
los tibetanos ni al Gobierno de
la República Popular de China. Los proyectos de desarrollo
que el gobierno
chino ha puesto en marcha en Tíbet supuestamente
para beneficiar al pueblo
tibetano tienen, sin embargo, efectos negativos sobre
la particular
identidad cultural, religiosa y lingüística del
pueblo tibetano. Cada vez
llegan más colonos chinos a Tíbet, lo cual da
lugar a la marginación
económica del pueblo tibetano y a dar carácter
chino a la propia cultura de
éste. Los tibetanos necesitan ver mejoría en
su calidad de vida,
restauración del medio ambiente prístino de
Tíbet, y libertad p ara decidir
sobre un modelo apropiado de desarrollo.
Me alegra mucho la liberación de Ani Phuntsok Nyidrol,
mientras reconocemos
la injusticia de su condena, y seguimos pidiendo que se deje
en libertad a
todos los presos políticos en Tíbet. No se ha
visto ninguna mejora
significativa en la situación de los derechos humanos
en el Tíbet. Las
violaciones a los derechos humanos se destacan por dificultar
el que los
tibetanos, como pueblo, ejerzan su propia identidad y cultura.
Dichas
violaciones son el resultado de políticas de discriminación
racial y
cultural, e intolerancia religiosa.
Ante estos antecedentes, nos sentimos alentados y agradecidos
porque muchos
individuos, gobiernos y parlamentos en todo el mundo, han
pedido a la
República Popular de China que resuelva la cuestión
de Tíbet mediante
negociaciones pacíficas. Encabezada por la Unión
Europea y los Estados
Unidos, la comunidad internacional se está dando cuenta
cada vez más que el
tema de Tíbet no se trata sólo de violaciones
a los derechos humanos, sino
de una naturaleza política más profunda que
requiere ser resuelta mediante
negociaciones.
También me alientan las recientes mejoras en las relaciones
entre la India y
China. Siempre he considerado que una mayor comprensión
y mejor relación
entre India y China, las dos naciones más pobladas
del mundo, son de vital
importancia para la paz y estabilidad de Asia en particular,
y del mundo en
general. Creo que mejores relaciones entre ambos países
crearán un ambiente
político más propenso a una solución
pacífica de la cuestión tibetana.
También estoy convencido de que India puede y debe
jugar un papel
constructivo y decisivo en la resolución del problema
tibetano. Mi
Planteamiento de la Vía del Medio ha de
ser una política sobre Tíbet
aceptable para India, ya que enfoca el tema tibetano dentro
del marco de la
República Popular de China. Una solución al
tema tibetano mediante este
planteamiento, también ayudaría a India a resolver
muchas de sus disputas
con China.
Han pasado 54 años desde que se estableció la
República Popular de China.
Durante el mandato de Mao Zedong se puso mucho énfasis
en la ideología,
mientras que Deng Xiaoping se centró principalmente
en el desarrollo
económico. Su sucesor, Jiang Zemin, amplió la
base del Partido Comunista al
permitir que la gente adinerada pudiera unirse a dicho partido
bajo su
teoría de Las Tres Representaciones. Recientemente,
Hu Jintao y sus
colegas lograron una transición pacífica del
liderazgo. Durante las últimas
décadas China ha progresado mucho, pero también
ha habido defectos y fallas
en varios sectores, incluyendo el económico. Una de
las causas principales
de dichos defectos y fallas parece ser la incapacidad de manejar
y actuar de
acuerdo a la situación real. Para conocer la verdadera
situación, es
necesario que haya libre información.
China está pasando por un profundo proceso de cambio.
Creo que para influir
en este cambio de manera fluida y sin caos ni violencia, es
esencial que
haya más apertura y mayor libertad de información,
y debida conciencia entre
el público general. Debemos buscar la verdad a partir
de los hechos
hechos no falsificados. Sin esto, China no puede pretender
lograr una
verdadera estabilidad. ¿Cómo puede haber estabilidad
si se debe ocultar las
cosas y la gente no puede expresar sus verdaderos sentimientos?
Tengo esperanzas de que China se abrirá más
y, eventualmente, se volverá más
democrática. Por muchos años he sostenido que
el cambio y la transformación
de China deben darse lentamente y sin grandes trastornos.
Esto es en
interés no sólo del pueblo chino, sino también
de la comunidad mundial.
La aparición de China como una potencia regional y
global trae consigo
preocupaciones, desconfianza y temor por su poder. El hecho
de que sea el
anfitrión para los Juegos Olímpicos y la Exposición
Mundial, no ayudará a
disipar dichas preocupaciones. A menos que Beijing preste
atención a la
falta de derechos y libertades civiles y políticos
básicos de sus
ciudadanos, especialmente, en relación a las minorías,
China seguirá
enfrentándose a dificultades para asegurarle al mundo
que es una potencia
pacífica, responsable, constructiva y progresista.
El tema tibetano representa un desafío y una oportunidad
para que una China
en vías de madurez, actúe como un jugador global
emergente con visión y
valores de apertura, libertad, justicia y verdad. Un planteamiento
constructivo y flexible de la cuestión de Tíbet
contribuirá mucho a crear un
clima político de confianza y apertura, tanto nacional
como
internacionalmente. Una resolución pacífica
de la cuestión tibetana tendrá
un impacto positivo de gran alcance sobre la transición
y transformación de
China en una sociedad moderna, abierta y libre. Ahora existe
una ventana de
oportunidad para que el liderazgo chino actúe con coraje
y visión de futuro
en la solución del tema tibetano definitivamente.
Quisiera aprovechar esta oportunidad para expresar mi aprecio
y gratitud por
el apoyo constante que hemos recibido en todo el mundo. Una
vez más,
quisiera expresar en nombre de los tibetanos, nuestro aprecio
e inmensa
gratitud al Gobierno de India por su inquebrantable e incomparable
generosidad y apoyo.
Con mis oraciones por el bienestar de todos los seres conscientes,
El Dalai Lama
10 de marzo de 2004
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