Ciertamente,
existe un elemento perjudicial en nosotros que es óbice
para la adquisición de la verdadera felicidad. Quiero
referirme, en forma enfática, a la falsa personalidad.
Incuestionablemente, si esta se desvaneciera, sólo
reinaría en nuestros corazones la bienaventuranza.
Desafortunadamente, la falsa personalidad está constituida
por ciertos ingredientes perjudiciales; obviamente, me refiero
ahora a la vanidad y al engreimiento; no hay duda de que si
estos dos elementos desaparecieran de la faz de la tierra,
la vida del ser humano cambiaría totalmente.
Con
el engreimiento y la vanidad se procesan muchas causas y efectos
equivocados. El engreído quiere subir al tope de la
escalera, hacerse sentir, pisotear honras, dignidades, corazones,
sentimientos, sin interesarle el dolor ajeno. El vanidoso,
obviamente, se siente herido cuando alguien le lastima y en
aras de su vanidad sacrifica a otros con tal de tener lo que
a las gentes más deslumbra: el flamante carro, la lujosa
residencia, los elegantes trajes, etc., no importa que tenga
que explotar a muchos si por ese medio, o por distintos medios,
ha de conseguir el dinero necesario que le permita mostrar
al mundo su fatuidad.
Así
pues hermanos, el engreimiento y la vanidad son gravísimos.
Graves también son los celos y las preocupaciones.
Las preocupaciones son semejantes, dijéramos a las
moscas: miles de "yoes" de las preocupaciones revolotean
en la mente, aguardando algo, como para formar problemas.
Así como las moscas se posan en forma indiscriminativa
sobre la inmundicia y sobre la comida, sobre todo lo que encuentran,
así son también el enjambre de "yoes"
de las preocupaciones. Ellos aguardan algo en que posarse
para formar preocupaciones: un concepto, una palabra, una
idea, una teoría, cualquier cosa, no importa qué
sea, los "yoes" de las preocupaciones sólo
aguardan el instante en que puedan formar problemas, y flotan
en la mente, son perceptibles para aquellos que poseen la
Divina Clarividencia. Es terrible eso, pensar sencillamente
que tales "yoes" se corresponden con la falsa personalidad.
Vean
ustedes cuán perjudicial es la falsa personalidad.
Y en cuanto a los celos, ¿qué diríamos?
El celoso forma "de una pulga un caballo", hace
problemas por doquiera; si el ser amado sonríe, es
un motivo ya de celos para el celoso, calumnia, hiere, hace
daño. Mas no solamente existen celos pasionales, también
existen otra clase de celos: celos religiosos, celos políticos,
etc. Hay celos de amistad, eso nadie lo puede negar; los celos
son múltiples, causan gran dolor todos esos celos,
todos esos "yoes" de las preocupaciones. El engreimiento
indudablemente es malísimo, la vanidad que tanta ostentación
hace, en fin, todo eso pertenece sencillamente, a la falsa
personalidad.
Podrían
ser felices los seres humanos si no poseyeran la falsa personalidad;
desgraciadamente todo el mundo la posee. En ausencia de la
falsa personalidad viviríamos en éxtasis. ¡Cuán
dichosos nos sentiríamos!, mas desgraciadamente las
gentes todas poseen la falsa personalidad, y eso es muy grave.
Es
necesario que nosotros nos propongamos destruir la falsa personalidad.
Es posible esto si le hacemos la disección a los celos,
a la vanidad, a los "yoes" de las preocupaciones,
al orgullo, etc. Cuando uno comprende que el engreimiento
es uno de los factores más densos de la falsa personalidad,
se propone a hacerle la disección a ese elemento y
lo disuelve radicalmente.
Pensemos
en lo que es la felicidad del Ser y lo que es la falsa personalidad.
El Ser, en sí mismo es feliz, infinitamente dichoso.
Cuando uno elimina la falsa personalidad, queda en la plenitud
del Ser, entonces goza de la bienaventuranza. Desgraciadamente,
muy pocos son los que se preocupan por esta clase de estudios,
raros son los que realmente intentan auto-explorarse profundamente.
Obviamente,
mis queridos hermanos, necesitamos provocar un cambio en nosotros.
Si un mago -por obra de magia-, disolviera la vanidad y el
engreimiento la gente se encontraría totalmente transformada,
mas desgraciadamente no hallarían qué hacer,
se hallarían desorientados, no le encontrarían
sentido a la vida, se suicidarían, morirían,
y sin embargo, hay que disolver esos dos ingredientes: el
engreimiento y la vanidad. Pero el proceso del cambio, de
la disolución, debe ser metódico, didáctico
y hasta dialéctico, de lo contrario se moriría,
nos hallaríamos desorientados. Cuando uno comprende
esto, se propone trabajar sobre sí mismo.
Necesitamos
hacernos conscientes, auto-conscientes de nuestros propios
pensamientos, de nuestros propios sentimientos y de los efectos
que otros seres humanos producen en nosotros. Cuando uno comprende
la necesidad de hacerse auto-consciente, va disolviendo los
factores del engreimiento y de la vanidad, así como
los de los celos y los de las preocupaciones, se procesa una
transformación; obviamente eso nos llevaría
al despertar, sería lo fundamental, despertar es radical.
Los
"yoes" del engreimiento y de la vanidad que corresponden
a la falsa personalidad, hacen que uno se identifique con
las cosas de este mundo, con las cosas materiales, con los
sucesos, con los distintos eventos recurrentes en el tiempo.
Uno tiene que aprender a producir la separación de
sí mismo, la separación de todas las cosas;
no identificarnos con los sucesos, con los acontecimientos,
con las cosas, con los eventos, etc., porque esta identificación
le absorbe, vampiriza a uno la Conciencia y la sumerge en
realidad más profundamente en el sueño. De manera
que necesitamos que nuestra Conciencia despierte, es posible
haciendo la separación entre nosotros y las cosas,
los eventos, los sucesos.
Así
queridos hermanos, que debemos volvernos auto-reflexivos,
auto-conscientes. Obviamente, el trabajo de la desintegración
de los elementos de la falsa personalidad suele ser a veces
muy difícil y esto no lo podemos negar. Nosotros quisiéramos
desintegrar ciertos elementos y sub-elementos de la falsa
personalidad, con el propósito de conseguir la felicidad
a la cual tenemos derecho, desgraciadamente -eso es lo grave-,
a veces sentimos que nos estancamos. Hay "yoes"
y elementos agregados o sub-elementos de la falsa personalidad
muy difíciles de desintegrar; entonces necesitamos
revestirnos de mucha paciencia, si es que en verdad queremos
avanzar. A medida que nosotros ahondamos más y más
dentro de sí mismos, vamos descubriendo también
que existen en nosotros ciertos agregados psíquicos
inhumanos, muy difíciles de pulverizar. No debemos
impacientarnos, máxime cuando en realidad de verdad,
no hemos pagado el precio del avance. Desintegrar a veces
ciertos elementos difíciles es posible cuando uno paga,
pero es también absurdo querer eliminar ciertos sub-elementos
en forma inmediata, sin haber pagado. Recuerden ustedes que
tales o cuales agregados inhumanos, personificando errores,
se hallan en verdad íntimamente relacionados con causas
equivocadas, y éstas, a su vez, con el Karma. Así
pues, no se extrañen ustedes si alguna vez quedan estancados
en tal o cual elemento; simplemente está el mismo vinculado
a tal o cual mala causa. Malas causas producen malos efectos
y esas malas causas o "yoes causas", a su vez se
encuentran vinculados a la Ley del debe y el haber, el Karma.
Para esos casos se necesita pagar para poder desintegrar estos
o aquellos elementos difíciles.
No
solamente se paga con dolor el Karma, se puede pagar también
con buenas obras y hasta se puede lograr el perdón
mediante el supremo arrepentimiento, entonces los "yoes
causas" se disuelven.
La
impaciencia en estos estudios perjudica a nuestros neófitos;
si estos quieren realizar avances serios, deben volverse serios.
No es concebible un hombre serio que no haya adquirido la
paciencia. El Cristo Jesús dijo: "En paciencia
poseeréis vuestras almas". Muy buena dosis de
paciencia se necesita cuando nos estancamos en tal o cual
"yo". Por eso es urgente volvernos más conscientes
de sí mismos en pensamiento, en sentimiento, en palabra.
Distingamos
nosotros entre lo que es la plática propiamente dicha,
y lo que es la charla. La charla y el charlatán son
el mismo; por eso en nuestros estudios no debemos jamás
aceptar la palabra "charla", o "charlatán"
para nuestros conferencistas. Nosotros no damos charlas, yo
aquí no estoy charlando con ustedes; yo soy un hombre
serio que no he venido a charlar, he venido a platicar con
ustedes, que es diferente. La charla es de los charlatanes,
la plática la encontramos en los "Diálogos"
de Platón, que es diferente, las pláticas que
sostenía Sócrates con sus discípulos.
Ya ampliamente se ha hablado sobre esto; bien valdría
la pena estudiar "La República" de Platón;
así podríamos hacer una clara diferenciación
entre lo que es plática y lo que es la charla de los
charlatanes. La charla es algo mecánico por naturaleza;
el "charlista o el charlatán", el que da
charlas, es el individuo que no tiene Conciencia de lo que
está diciendo, habla mecánicamente. La plática
es otra cosa: plática es la de un Sócrates con
sus discípulos en su academia; la de un Platón
en los Misterios de Eleusis, eso es plática, allí
hay reflexión. En este caso, quien platica, quien da
la Enseñanza, habla por la Reflexión evidente
del Ser, escoge las palabras adecuadas para cada idea, así
reviste a las ideas con palabras exactas, resultado evidente
de la Auto-Reflexión del Ser. Quien platica, quien
da la Enseñanza Esotérica Gnóstica, en
modo alguno discurriría mecánicamente. Observen
ustedes que los hombres reflexivos, cuando platican, lo hacen
evidentemente concentrados, escogen los términos que
necesitan para revestir las ideas trascendentales del Ser.
Así
que debemos hacernos conscientes de la palabra; también
debemos volvernos conscientes de nuestros sentimientos y de
nuestros pensamientos. No hay duda de que existe o existen
los cinco centros principales de la máquina orgánica:
el intelectual, el emocional, el motor, el instintivo y el
sexual. El intelectual está ubicado en el cerebro,
el centro motor en la parte superior de la espina dorsal;
el emocional incuestionablemente en el corazón, plexo
solar y centros simpáticos nerviosos; el instintivo
en la parte inferior de la espina dorsal y el sexual propiamente
dicho en el sexo. Nosotros debemos aprender a manejar nuestros
centros, si es que queremos vivir conscientemente. Un gran
sabio decía que deberíamos usar también
las partes inferiores de los cinco centros del Ser. A muchos
se les hará extraño, ¿cómo es
eso de que un sabio aconseje -y me refiero en estos momentos,
en forma categórica, a Ouspensky-, usar también
las partes inferiores de los distintos centros de la máquina
orgánica? Pero así es. Estos nos ponen en relación
con la vida práctica, con los hechos concretos de la
existencia. Sabiéndolos manejar evitamos el derroche
innecesario de energía. Sería absurdo utilizar
las partes cuando se deberían utilizar las partes superiores
de los distintos centros o viceversa; o en otros términos,
usar la parte superior de los cinco centros de la máquina,
cuando debería usar la parte inferior. Un ejemplo concreto:
supongamos que alguien está ocupado de un oficio baladí,
sin importancia en un momento dado; y que en ese momento está
terriblemente concentrado en ese oficio tonto, que ha puesto
en juego lo mejor de su mente y de su voluntad para hacer
una tontería y hay un derroche inútil de energías.
¿Para hacer una tontería? Si bastaría
ocupar la parte inferior de los centros de la máquina
-es obvio-, y se evitaría el derroche inútil
de energía. Quien quiera aprender a eliminar dijéramos,
los factores perjudiciales de la falsa personalidad, debe
manejar los cinco centros orgánicos y saberlos manejar.
Es
necesario también saber usar las energías que
fluyen por el interior del organismo humano. Por ejemplo,
un mal uso de las energías es el pensamiento excitado;
una mente excitada está funcionando mal. Obviamente,
el centro intelectual y el emocional, si trabajan en forma
coordinada y maravillosa, se vuelven productivos, realizan
obras espléndidas, maravillosas, marchan bien. Pero,
¿qué tal si la mente se halla excitada, por
ejemplo con la energía sexual, o por la energía
del centro instintivo, o por la energía del centro
motor? En este caso la mente está excitada, está
andando mal. ¿Qué habría que hacer? Profundizarnos
en el centro mental para poner orden dentro de la mente, sacarla
del estado de excitabilidad y pensar con entera serenidad
y lógica. No me refiero a la lógica formal,
sino al "Tertium Organum", a la Lógica Superior.
Así que la mente excitada está funcionando incorrectamente.
Nosotros necesitamos aprender a manejar correctamente los
centros de la máquina, si es que queremos en verdad
eliminar los elementos indeseables de la falsa personalidad.
Existen muchos "yoes" mecánicos, inútiles,
en los cinco centros de la máquina que deben ser eliminados,
"yoes" de muchas tonterías que deben ser
eliminados.
El
engreimiento, la vanidad, dentro de la falsa personalidad,
originan desde sus profundidades ciertas acciones que resultan
totalmente equivocadas y perjudiciales. Vean ustedes cuan
necesaria es la auto-exploración de sí mismos,
cuan indispensable es auto-explorarse.
Conforme
vayamos desintegrando lo que debemos desintegrar -los ingredientes
de la falsa personalidad-, se irá produciendo una transformación
didáctica, dialéctica, y al fin la resultante
de eso, de tal transformación, viene a ser la Conciencia
despierta, lúcida. Cuando uno, en verdad, establece
esta Enseñanza en su mente y en su corazón,
comprende la necesidad de sacrificar muchas cosas, la necesidad
de luchar por muchas causas. Hay necesidad de sacrificar mucho,
mucho, para conseguir la transformación de fuerzas;
sacrificar lo que es más grato a la vida, al hombre,
al ser humano, es indispensable en verdad cuando queremos
transformarnos.
¿Qué
se entiende por transformación? Convertirnos en una
criatura diferente, en una criatura que corresponde más
bien al futuro Periodo Solar, eso es transformación;
pero no podríamos alcanzar tal transformación
si no tuviéramos paciencia. Repito lo que dije al principio:
"en paciencia poseeréis vuestras almas".
El impaciente queda estancado y fracasa para siempre. Yo no
digo que ustedes no pasen por procesos de estancamiento, obviamente
habrán esos procesos, pero si se revisten de la paciencia,
saldrán de tales estados.
Necesitamos
volvernos más profundos en el pensar. ¿A qué
se parece la gente superficial? La gente superficial es como
los pozos aquellos que se forman en los caminos, los charcos
sin fondo, las aguas se pudren y sólo queda el lodo.
Y las gentes del profundo pensar, ¿a qué se
parecerían? A los lagos profundos, ahí viven
los peces, ahí palpita la vida. Necesitamos volvernos
muy profundos para descubrir tantas y tantas cosas que tiene
la falsa personalidad. Lo más grave es que si uno se
identifica con la falsa personalidad, si vive en ella, pues
entonces fracasa y a la larga tendrá que involucionar
en el tiempo, dentro de los mundos infiernos.
Si
reflexionamos hondamente, mis caros hermanos, descubrimos
dentro de sí mismos ciertos errores que sirven de basamento
a determinados agregados psíquicos, dificilísimos
de desintegrar; comprender esto es vital. ¿Cómo
quebrantaríamos las causas equivocadas, aquellas que
nos hacen permanecer estancados en un punto, que de allí
no salimos por más que quisiéramos? Se necesita
forzosamente, de la disección analítica del
error que nos mantiene estancados, el estudio profundo relacionado
con tal agregado psíquico, así como del supremo
arrepentimiento, del supremo dolor.
Hay
algo que siempre les he venido repitiendo a ustedes aquí,
la desintegración de tales o cuales errores en nosotros
no es cuestión meramente intelectual; hay que pasar
a veces por grandes crisis emocionales, hay que llegar a llorar
lágrimas de sangre cuando en verdad se quiere la transformación.
Entonces así se logra producirse la desintegración
de tal o cual agregado difícil. Por lo común
esos agregados difíciles, repito, tienen causas muy
graves; tales causas, o "yoes causas", se relacionan
en forma directa con la Ley, con el Karma. Es posible lograr
el perdón de ciertas deudas cuando el arrepentimiento
es sincero.
En
cierta ocasión me dirigía yo a mi Madre Divina
Kundalini; ella, la Serpiente Sagrada de los grandes misterios,
estaba enroscada en una columna, conservando su cabeza de
tipo humano; le supliqué perdón, pues obviamente
luchaba por la revalorización de ciertos principios
éticos en mí mismo, por la revaluación
de ciertos Valores Místicos, por la regeneración
del Oro Espiritual. La respuesta de ella fue definitiva: "Estáis
perdonado, hijo mío, te perdono, ya tres veces te he
perdonado". Ciertamente, en la antigua Tierra Luna, durante
el Mahavantara de "Padma o Loto de Oro", había
sido yo perdonado; en el continente Mu, otrora situado entre
las embravecidas olas del Pacífico, había sido
perdonado, y ahora, por tercera vez, necesitaba perdón.
Pero añadió la Serpiente Sagrada: "En una
de esas, la segunda vez que os perdoné -refiriéndose
al continente Mu-, tu Karma era tan grave, que francamente
a pesar de que yo te perdoné no me atreví a
penetrar en el Palacio de los Señores del Karma -dijo
mi Madre Divina-, porque me hubieran pisoteado los Señores
de la Ley; sin embargo, te perdoné". "Gracias,
Madre", fue mi respuesta.
Así,
la Víbora Sagrada de los antiguos misterios, la Princesa
Kundalini, perdona cuando uno se encuentra en el máximo
grado de estancamiento, "que ni para atrás ni
para adelante", que no marcha en ninguna forma, pues
no le queda más remedio que implorar el perdón
a Devi Kundalini Shakty, a fin de que ella pueda desintegrar
determinadas causas equivocadas, "yoes causas",
y aniquilando las mismas, los efectos se anulan. Así
que hay que tener paciencia para realizar el Trabajo. Lo importante
para nosotros todos, es lograr en verdad la transformación,
es posible lograrla cuando en verdad se tiene paciencia, el
impaciente no avanza una pulgada en estos estudios.
En
todo caso, mediante la aniquilación budhista, mediante
la desintegración de toda clase de elementos inhumanos
o sub-humanos perjudiciales en nosotros, se consigue que la
Conciencia, la Esencia, quede completamente desembotellada
en ausencia de la falsa personalidad; esa Conciencia despierta
nos confiere a nosotros algo que se llama "bienaventuranza".
Así que la bienaventuranza hay que lograrla aquí
y ahora, mediante la transformación radical.
A
través de todo esto, ¿cómo es que muchos
hermanos comprendiendo esto, sintiendo la necesidad del cambio,
no tengan en realidad de verdad continuidad de propósitos?
Unos perseveran por un tiempo y luego se cansan, abandonan
el trabajo sobre sí mismos y no consiguen en verdad
ninguna transformación. Para conseguirla, se hace indispensable
la continuidad de propósitos.
Necesitamos
vivir en estado de auto-observación continua, uno descubre
los procesos de la vanidad y del engreimiento, entonces puede
ya, con tales datos trabajarlos, trabajar todo eso, a esa
vanidad y ese engreimiento, pulverizarlos. Es difícil
que alguien permanezca en auto-observación contínua
de día y de noche, constantemente, es difícil
hallar a alguien así. Cuando uno persevera en verdad,
quebranta a los "yoes" y libera a la Conciencia,
la vuelve refulgente, la vuelve despierta.
Se
necesita cambiar mis queridos hermanos, urge el cambio, y
no es posible esto si continúan existiendo en nosotros
la falsa personalidad. Quiero que esta plática les
lleve a ustedes a la reflexión. "En paciencia
poseeréis vuestras Almas", en paciencia llegaréis
al despertar.
Necesitamos
hacernos conscientes de nuestros propios pensamientos, hacernos
conscientes de nuestros propios sentimientos, hacernos conscientes
en realidad de verdad, del efecto que producen en nosotros
las gentes que nos rodean. Necesitamos hacernos conscientes
del ambiente en que vivimos y de las relaciones que tenemos
con nosotros mismos; mientras continuemos existiendo como
máquinas inconscientes, nada estamos haciendo. Necesitamos
dejar de ser máquinas. Así pues mis queridos
hermanos, hasta aquí mi plática de esta noche.
Ahora estoy dispuesto a contestar preguntas con relación
al tema.
P.-
Venerable Maestro: ¿a qué se debe la falta de
continuidad de propósitos?
R.-
Pues, cuando no se ha establecido un centro permanente de
Conciencia en nosotros, no existe continuidad de propósitos,
pero cuando se ha establecido un centro magnético en
el centro de la Esencia, entonces hay continuidad de propósitos.
Normalmente, el Centro Magnético de nuestra propia
existencia se encuentra localizado en la falsa personalidad.
P.-
¿ Venerable Maestro, ¿de qué está
hecha la personalidad auténtica?
R.-
Ciertamente, la personalidad en sí misma es pura energía.
Nadie nace con una personalidad, la personalidad es hija de
su tiempo, nace en su tiempo, muere en su tiempo, no hay ningún
mañana para la personalidad del muerto. Cuando retornamos,
cuando regresamos, cuando nos reincorporamos en un nuevo cuerpo,
tenemos que crear una nueva personalidad. En sí misma
es energía, pero ésta se torna falsa -en realidad
de verdad-, cuando ciertos "yoes" penetran en su
interior y se desenvuelven en la misma. Por ejemplo: el "yo"
de la vanidad, el "yo" de los celos, los "yoes"
de las preocupaciones, los "yoes" del intelectualismo,
los "yoes" mecánicos vienen pues a utilizar
esa energía, vienen a apoderarse, a ubicarse dentro
de esa personalidad haciéndola falsa. Pero si desintegramos
tales "yoes", entonces se vuelve pura, energética;
sin esos "yoes" ya no es falsa, es un instrumento
para trabajar, pero ya no es la falsa personalidad.
P.-
Venerable Maestro: ¿cómo podemos establecer
una fuerte personalidad en nosotros?
R.-
La personalidad debe equilibrarse con la Esencia. Cuando la
personalidad es más fuerte que la Esencia, hay desequilibrio.
Cuando la Esencia es más fuerte que la personalidad
hay desequilibrio. Ciertas gentes del campo desarrollan la
Esencia maravillosamente a consta de la personalidad, cuando
vienen a la ciudad están en desequilibrio, y ciertas
personas de la ciudad desarrollan la personalidad en forma
exorbitante, cuando van al campo, cuando se ponen en contacto
con gentes sencillas están en desequilibrio. Necesitamos
un perfecto equilibrio entre la personalidad y la Esencia.
P.-
Cuando un adepto se auto-realiza, ¿le infiere carácter
de eternidad a una determinada personalidad?
R.-
Bueno, podríamos decir que sí. Por ejemplo,
un Maestro Resurrecto que pueda conservar el cuerpo físico,
obviamente tendrá una personalidad eternal en el mundo
físico, tendrá otra personalidad eternal en
el Mundo Astral, relacionada con el Cuerpo Astral; otra personalidad
eternal en el Mundo Mental, relacionada con el Cuerpo Mental,
otra personalidad en el Mundo Causal, relacionada con el Cuerpo
Causal. De manera que hay cuatro personalidades fundamentales:
la Física, la Astral, la Mental y la Causal. Son cuatro
personalidades , la Física que está gobernada
por 48 leyes, la Astral que está gobernada por 24 leyes,
la Mental que está gobernada por 12 leyes y la Causal
que está gobernada por 6 leyes.
P.-
Siendo obra de su tiempo, ¿no se puede considerar a
la personalidad como un agregado?
R.-
No, porque a diferencia de los agregados psíquicos,
la personalidad dura lo que dura el cuerpo físico,
nada más, lo uno; lo otro: es un instrumento receptivo,
el vehículo de la acción cuando no es falsa,
sino cuando fluye originalmente, cuando vive en forma prístina.
P.-
Perdón Maestro, ¿la manifestación según
el plano en que se encuentren -sea la del Mental o la del
Causal,- son diferentes?
R.-
Pues claro, una es la manifestación en el mundo físico,
con la personalidad física, otra es la manifestación
en el Mundo Astral con la personalidad Astral, otra es la
manifestación en el Mundo Mental con la personalidad
Mental y otra es la manifestación Causativa o Causal,
(el Hombre Causal es el verdadero Hombre, entre paréntesis).
Pero pensemos nosotros realmente en lo que es la personalidad.
Si nosotros conseguimos liberarnos de la falsa personalidad,
nos establecemos de hecho en el tercer estado de Conciencia,
que es el de la recordación de Sí Mismo, del
propio Ser; ahora bien, todos tenemos derecho por nacimiento
al tercer estado de Conciencia. Observen ustedes a los niños
recién nacidos: viven en el tercer estado de Conciencia,
en la recordación de Sí Mismos, del propio Ser.
Desgraciadamente todos nosotros debido a la falsa educación
recibida, a los malos ejemplos de nuestros familiares, caemos
del tercer estado de Conciencia en el segundo estado, esto
es como caer del cielo al infierno. Nacemos en el tercer estado
de Conciencia y pronto caemos en el segundo, en el mal llamado
de vigilia, equivalente como caer -repito-, del cielo al infierno.
Es en este "infierno" del segundo estado de Conciencia,
donde los "yoes" nacen, donde los agregados psíquicos
se manifiestan, donde todos los elementos inhumanos, perversos,
que nosotros tenemos, afloran se robustecen, surgen. El segundo
estado es un verdadero infierno.
P.-
Venerable Maestro, en su disertación hablaba de que
debemos aprender a sacrificar. Queríamos preguntarle,
¿qué es lo que debemos sacrificar?
R.-
Pues hemos de empezar a sacrificar el engreimiento, empezar
por saber hacernos conscientes de que nosotros no somos sino
míseros gusanos del lodo de la tierra; sacrificaremos
también la vanidad, realmente nosotros no somos sino,
como ya dije, míseros gusanos del lodos de la tierra,
no hay nada de qué envanecerse; sacrificar las preocupaciones
que de nada sirven, volverlas polvo, ¿de qué
pueden servirnos; sacrificar los celos que nos conducen al
error, a la calumnia y al delito.
P.-
Hay algunos autores que hablan de sacrificar el sufrimiento,
¿tiene algo que ver el sufrimiento con la falsa personalidad?
R.-
Pues, la gente sacrificaría todo menos el sufrimiento;
la gente es capaz de sacrificar sus vicios, sus pasiones,
su vida misma, menos su dolor. Sus sufrimientos los quieren
demasiado, esos sí que no los sacrifican por nada,
y hay que sacrificarlos también, hay que aprender a
sacar de los sufrimientos lo más útil, aprovechar,
dijéramos, las adversidades, porque las peores adversidades
nos brindan siempre las mejores oportunidades para la Auto-Realización.
Así entiendo yo el sacrificar los sufrimientos. Hay
dolores terribles, hondos, que penetran en la Conciencia,
si sabemos sacar partido de ellos, si sabemos aprovechar la
lección que nos dan, saberla extraer dentro del dolor
y usarla, entonces sacrificamos el sufrimiento. Son verdades
terribles estas que estamos diciendo, mas, se necesita, -repito-,
pasar por la aniquilación de la mente, del sentimiento,
de la personalidad, del "yo". Como resultado de
tantas transmutaciones, como resultado de tantos trabajos,
surge al fin una criatura diferente, terriblemente divina
en el fondo de cada uno de nosotros. Por eso se ha dicho que
mediante la muerte se inicia la transformación, y es
mediante la transformación como podemos llegar nosotros
al Nacimiento Segundo, convertirnos en seres terriblemente
divinos, más allá del bien y del mal.
P.-
Maestro, ¿cómo podemos nosotros desarrollar
la comprensión?
R.-
La comprensión creadora, pues esa se va desarrollando
a base de puro discernimiento; no puede haber comprensión
en uno si no se establece un perfecto equilibrio entre el
Ser y el Saber. Cuando el Ser es más grande que el
Saber, de allí deviene, como decía Gurdjieff,
un "santo estúpido"; cuando el Saber es más
grande que el Ser, de ahí deviene -digo yo-, un "bribón
del intelecto", y el mundo, actualmente, está
gobernado por bribones, de allí el estado caótico
en que se encuentra la humanidad. Establecer el equilibrio
entre el Ser y el Saber es indispensable. Uno establece el
equilibrio entre el Ser y el Saber a base de meditación.
Si estudiamos, por ejemplo, un versículo bíblico
y no utilizamos para el estudio mas que el centro formativo,
el centro que registra en el intelecto, pues obviamente vamos
mal, estamos destrozando ese Centro, pero si estudiamos el
versículo y luego nos absorbemos en profunda meditación,
con propósito de hacernos conscientes por iluminación,
del profundo significado de ese versículo, entonces
se forma, dijéramos, un intercambio entre el Ser y
el Saber. El Saber se funde en el Ser y el Ser se funde en
el Saber, de esa fusión tan integral resulta la llamarada
viviente de la comprensión.
P.-
Venerable Maestro, ¿se puede concebir un arrepentimiento
subjetivo?
R.- Sí, hay arrepentimientos subjetivos y los hay objetivos.
El arrepentimiento subjetivo es más bien mecánico,
a veces se hace por compulsión; alguien le hace ver
a uno que ha cometido tal o cual falta, y entonces dice uno
"voy a arrepentirme", ese es un arrepentimiento
mecánico. Necesitamos nosotros, no de arrepentimientos
mecánicos, necesitamos del arrepentimiento consciente,
del arrepentimiento objetivo, mediante la Dialéctica
íntima del Ser, mediante la Dialéctica de la
Conciencia. Sólo mediante la Dialéctica de la
Conciencia, se puede conseguir el arrepentimiento real, auténtico,
que obviamente ha de llevarle a uno a un cambio profundo en
sus intimidades. En todo caso, hermanos, estoy mostrándoles
el camino de la transformación; éste nos conduce
al auto-despertar; a la objetivación real de la Conciencia,
y eso es lo importante, lo trascendental.
P.-
¿Ese arrepentimiento, Maestro, podría ser el
de las personas místicas, movidas por choques emotivos?
R.-
Pues, no podríamos pronunciarnos así, en esa
forma, contra ciertas gentes místicas. Muchas veces,
una humilde mujer que enciende una veladora ante un santo,
puede realizar prodigios que no realizaría jamás
un profesor de física atómica. De manera que
tenemos que tener mucho cuidado con las palabras. Yo soy matemático
en la investigación y exigente en la expresión;
por eso exijo de ustedes exactitud en la palabra.
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