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LA FALSA PERSONALIDAD


 

 


Ciertamente, existe un elemento perjudicial en nosotros que es óbice para la adquisición de la verdadera felicidad. Quiero referirme, en forma enfática, a la falsa personalidad. Incuestionablemente, si esta se desvaneciera, sólo reinaría en nuestros corazones la bienaventuranza. Desafortunadamente, la falsa personalidad está constituida por ciertos ingredientes perjudiciales; obviamente, me refiero ahora a la vanidad y al engreimiento; no hay duda de que si estos dos elementos desaparecieran de la faz de la tierra, la vida del ser humano cambiaría totalmente.

Con el engreimiento y la vanidad se procesan muchas causas y efectos equivocados. El engreído quiere subir al tope de la escalera, hacerse sentir, pisotear honras, dignidades, corazones, sentimientos, sin interesarle el dolor ajeno. El vanidoso, obviamente, se siente herido cuando alguien le lastima y en aras de su vanidad sacrifica a otros con tal de tener lo que a las gentes más deslumbra: el flamante carro, la lujosa residencia, los elegantes trajes, etc., no importa que tenga que explotar a muchos si por ese medio, o por distintos medios, ha de conseguir el dinero necesario que le permita mostrar al mundo su fatuidad.

Así pues hermanos, el engreimiento y la vanidad son gravísimos. Graves también son los celos y las preocupaciones. Las preocupaciones son semejantes, dijéramos a las moscas: miles de "yoes" de las preocupaciones revolotean en la mente, aguardando algo, como para formar problemas. Así como las moscas se posan en forma indiscriminativa sobre la inmundicia y sobre la comida, sobre todo lo que encuentran, así son también el enjambre de "yoes" de las preocupaciones. Ellos aguardan algo en que posarse para formar preocupaciones: un concepto, una palabra, una idea, una teoría, cualquier cosa, no importa qué sea, los "yoes" de las preocupaciones sólo aguardan el instante en que puedan formar problemas, y flotan en la mente, son perceptibles para aquellos que poseen la Divina Clarividencia. Es terrible eso, pensar sencillamente que tales "yoes" se corresponden con la falsa personalidad.

Vean ustedes cuán perjudicial es la falsa personalidad. Y en cuanto a los celos, ¿qué diríamos? El celoso forma "de una pulga un caballo", hace problemas por doquiera; si el ser amado sonríe, es un motivo ya de celos para el celoso, calumnia, hiere, hace daño. Mas no solamente existen celos pasionales, también existen otra clase de celos: celos religiosos, celos políticos, etc. Hay celos de amistad, eso nadie lo puede negar; los celos son múltiples, causan gran dolor todos esos celos, todos esos "yoes" de las preocupaciones. El engreimiento indudablemente es malísimo, la vanidad que tanta ostentación hace, en fin, todo eso pertenece sencillamente, a la falsa personalidad.

Podrían ser felices los seres humanos si no poseyeran la falsa personalidad; desgraciadamente todo el mundo la posee. En ausencia de la falsa personalidad viviríamos en éxtasis. ¡Cuán dichosos nos sentiríamos!, mas desgraciadamente las gentes todas poseen la falsa personalidad, y eso es muy grave.

Es necesario que nosotros nos propongamos destruir la falsa personalidad. Es posible esto si le hacemos la disección a los celos, a la vanidad, a los "yoes" de las preocupaciones, al orgullo, etc. Cuando uno comprende que el engreimiento es uno de los factores más densos de la falsa personalidad, se propone a hacerle la disección a ese elemento y lo disuelve radicalmente.

Pensemos en lo que es la felicidad del Ser y lo que es la falsa personalidad. El Ser, en sí mismo es feliz, infinitamente dichoso. Cuando uno elimina la falsa personalidad, queda en la plenitud del Ser, entonces goza de la bienaventuranza. Desgraciadamente, muy pocos son los que se preocupan por esta clase de estudios, raros son los que realmente intentan auto-explorarse profundamente.

Obviamente, mis queridos hermanos, necesitamos provocar un cambio en nosotros. Si un mago -por obra de magia-, disolviera la vanidad y el engreimiento la gente se encontraría totalmente transformada, mas desgraciadamente no hallarían qué hacer, se hallarían desorientados, no le encontrarían sentido a la vida, se suicidarían, morirían, y sin embargo, hay que disolver esos dos ingredientes: el engreimiento y la vanidad. Pero el proceso del cambio, de la disolución, debe ser metódico, didáctico y hasta dialéctico, de lo contrario se moriría, nos hallaríamos desorientados. Cuando uno comprende esto, se propone trabajar sobre sí mismo.

Necesitamos hacernos conscientes, auto-conscientes de nuestros propios pensamientos, de nuestros propios sentimientos y de los efectos que otros seres humanos producen en nosotros. Cuando uno comprende la necesidad de hacerse auto-consciente, va disolviendo los factores del engreimiento y de la vanidad, así como los de los celos y los de las preocupaciones, se procesa una transformación; obviamente eso nos llevaría al despertar, sería lo fundamental, despertar es radical.

Los "yoes" del engreimiento y de la vanidad que corresponden a la falsa personalidad, hacen que uno se identifique con las cosas de este mundo, con las cosas materiales, con los sucesos, con los distintos eventos recurrentes en el tiempo. Uno tiene que aprender a producir la separación de sí mismo, la separación de todas las cosas; no identificarnos con los sucesos, con los acontecimientos, con las cosas, con los eventos, etc., porque esta identificación le absorbe, vampiriza a uno la Conciencia y la sumerge en realidad más profundamente en el sueño. De manera que necesitamos que nuestra Conciencia despierte, es posible haciendo la separación entre nosotros y las cosas, los eventos, los sucesos.

Así queridos hermanos, que debemos volvernos auto-reflexivos, auto-conscientes. Obviamente, el trabajo de la desintegración de los elementos de la falsa personalidad suele ser a veces muy difícil y esto no lo podemos negar. Nosotros quisiéramos desintegrar ciertos elementos y sub-elementos de la falsa personalidad, con el propósito de conseguir la felicidad a la cual tenemos derecho, desgraciadamente -eso es lo grave-, a veces sentimos que nos estancamos. Hay "yoes" y elementos agregados o sub-elementos de la falsa personalidad muy difíciles de desintegrar; entonces necesitamos revestirnos de mucha paciencia, si es que en verdad queremos avanzar. A medida que nosotros ahondamos más y más dentro de sí mismos, vamos descubriendo también que existen en nosotros ciertos agregados psíquicos inhumanos, muy difíciles de pulverizar. No debemos impacientarnos, máxime cuando en realidad de verdad, no hemos pagado el precio del avance. Desintegrar a veces ciertos elementos difíciles es posible cuando uno paga, pero es también absurdo querer eliminar ciertos sub-elementos en forma inmediata, sin haber pagado. Recuerden ustedes que tales o cuales agregados inhumanos, personificando errores, se hallan en verdad íntimamente relacionados con causas equivocadas, y éstas, a su vez, con el Karma. Así pues, no se extrañen ustedes si alguna vez quedan estancados en tal o cual elemento; simplemente está el mismo vinculado a tal o cual mala causa. Malas causas producen malos efectos y esas malas causas o "yoes causas", a su vez se encuentran vinculados a la Ley del debe y el haber, el Karma. Para esos casos se necesita pagar para poder desintegrar estos o aquellos elementos difíciles.

No solamente se paga con dolor el Karma, se puede pagar también con buenas obras y hasta se puede lograr el perdón mediante el supremo arrepentimiento, entonces los "yoes causas" se disuelven.

La impaciencia en estos estudios perjudica a nuestros neófitos; si estos quieren realizar avances serios, deben volverse serios. No es concebible un hombre serio que no haya adquirido la paciencia. El Cristo Jesús dijo: "En paciencia poseeréis vuestras almas". Muy buena dosis de paciencia se necesita cuando nos estancamos en tal o cual "yo". Por eso es urgente volvernos más conscientes de sí mismos en pensamiento, en sentimiento, en palabra.

Distingamos nosotros entre lo que es la plática propiamente dicha, y lo que es la charla. La charla y el charlatán son el mismo; por eso en nuestros estudios no debemos jamás aceptar la palabra "charla", o "charlatán" para nuestros conferencistas. Nosotros no damos charlas, yo aquí no estoy charlando con ustedes; yo soy un hombre serio que no he venido a charlar, he venido a platicar con ustedes, que es diferente. La charla es de los charlatanes, la plática la encontramos en los "Diálogos" de Platón, que es diferente, las pláticas que sostenía Sócrates con sus discípulos. Ya ampliamente se ha hablado sobre esto; bien valdría la pena estudiar "La República" de Platón; así podríamos hacer una clara diferenciación entre lo que es plática y lo que es la charla de los charlatanes. La charla es algo mecánico por naturaleza; el "charlista o el charlatán", el que da charlas, es el individuo que no tiene Conciencia de lo que está diciendo, habla mecánicamente. La plática es otra cosa: plática es la de un Sócrates con sus discípulos en su academia; la de un Platón en los Misterios de Eleusis, eso es plática, allí hay reflexión. En este caso, quien platica, quien da la Enseñanza, habla por la Reflexión evidente del Ser, escoge las palabras adecuadas para cada idea, así reviste a las ideas con palabras exactas, resultado evidente de la Auto-Reflexión del Ser. Quien platica, quien da la Enseñanza Esotérica Gnóstica, en modo alguno discurriría mecánicamente. Observen ustedes que los hombres reflexivos, cuando platican, lo hacen evidentemente concentrados, escogen los términos que necesitan para revestir las ideas trascendentales del Ser.

Así que debemos hacernos conscientes de la palabra; también debemos volvernos conscientes de nuestros sentimientos y de nuestros pensamientos. No hay duda de que existe o existen los cinco centros principales de la máquina orgánica: el intelectual, el emocional, el motor, el instintivo y el sexual. El intelectual está ubicado en el cerebro, el centro motor en la parte superior de la espina dorsal; el emocional incuestionablemente en el corazón, plexo solar y centros simpáticos nerviosos; el instintivo en la parte inferior de la espina dorsal y el sexual propiamente dicho en el sexo. Nosotros debemos aprender a manejar nuestros centros, si es que queremos vivir conscientemente. Un gran sabio decía que deberíamos usar también las partes inferiores de los cinco centros del Ser. A muchos se les hará extraño, ¿cómo es eso de que un sabio aconseje -y me refiero en estos momentos, en forma categórica, a Ouspensky-, usar también las partes inferiores de los distintos centros de la máquina orgánica? Pero así es. Estos nos ponen en relación con la vida práctica, con los hechos concretos de la existencia. Sabiéndolos manejar evitamos el derroche innecesario de energía. Sería absurdo utilizar las partes cuando se deberían utilizar las partes superiores de los distintos centros o viceversa; o en otros términos, usar la parte superior de los cinco centros de la máquina, cuando debería usar la parte inferior. Un ejemplo concreto: supongamos que alguien está ocupado de un oficio baladí, sin importancia en un momento dado; y que en ese momento está terriblemente concentrado en ese oficio tonto, que ha puesto en juego lo mejor de su mente y de su voluntad para hacer una tontería y hay un derroche inútil de energías. ¿Para hacer una tontería? Si bastaría ocupar la parte inferior de los centros de la máquina -es obvio-, y se evitaría el derroche inútil de energía. Quien quiera aprender a eliminar dijéramos, los factores perjudiciales de la falsa personalidad, debe manejar los cinco centros orgánicos y saberlos manejar.

Es necesario también saber usar las energías que fluyen por el interior del organismo humano. Por ejemplo, un mal uso de las energías es el pensamiento excitado; una mente excitada está funcionando mal. Obviamente, el centro intelectual y el emocional, si trabajan en forma coordinada y maravillosa, se vuelven productivos, realizan obras espléndidas, maravillosas, marchan bien. Pero, ¿qué tal si la mente se halla excitada, por ejemplo con la energía sexual, o por la energía del centro instintivo, o por la energía del centro motor? En este caso la mente está excitada, está andando mal. ¿Qué habría que hacer? Profundizarnos en el centro mental para poner orden dentro de la mente, sacarla del estado de excitabilidad y pensar con entera serenidad y lógica. No me refiero a la lógica formal, sino al "Tertium Organum", a la Lógica Superior. Así que la mente excitada está funcionando incorrectamente. Nosotros necesitamos aprender a manejar correctamente los centros de la máquina, si es que queremos en verdad eliminar los elementos indeseables de la falsa personalidad. Existen muchos "yoes" mecánicos, inútiles, en los cinco centros de la máquina que deben ser eliminados, "yoes" de muchas tonterías que deben ser eliminados.

El engreimiento, la vanidad, dentro de la falsa personalidad, originan desde sus profundidades ciertas acciones que resultan totalmente equivocadas y perjudiciales. Vean ustedes cuan necesaria es la auto-exploración de sí mismos, cuan indispensable es auto-explorarse.

Conforme vayamos desintegrando lo que debemos desintegrar -los ingredientes de la falsa personalidad-, se irá produciendo una transformación didáctica, dialéctica, y al fin la resultante de eso, de tal transformación, viene a ser la Conciencia despierta, lúcida. Cuando uno, en verdad, establece esta Enseñanza en su mente y en su corazón, comprende la necesidad de sacrificar muchas cosas, la necesidad de luchar por muchas causas. Hay necesidad de sacrificar mucho, mucho, para conseguir la transformación de fuerzas; sacrificar lo que es más grato a la vida, al hombre, al ser humano, es indispensable en verdad cuando queremos transformarnos.

¿Qué se entiende por transformación? Convertirnos en una criatura diferente, en una criatura que corresponde más bien al futuro Periodo Solar, eso es transformación; pero no podríamos alcanzar tal transformación si no tuviéramos paciencia. Repito lo que dije al principio: "en paciencia poseeréis vuestras almas". El impaciente queda estancado y fracasa para siempre. Yo no digo que ustedes no pasen por procesos de estancamiento, obviamente habrán esos procesos, pero si se revisten de la paciencia, saldrán de tales estados.

Necesitamos volvernos más profundos en el pensar. ¿A qué se parece la gente superficial? La gente superficial es como los pozos aquellos que se forman en los caminos, los charcos sin fondo, las aguas se pudren y sólo queda el lodo. Y las gentes del profundo pensar, ¿a qué se parecerían? A los lagos profundos, ahí viven los peces, ahí palpita la vida. Necesitamos volvernos muy profundos para descubrir tantas y tantas cosas que tiene la falsa personalidad. Lo más grave es que si uno se identifica con la falsa personalidad, si vive en ella, pues entonces fracasa y a la larga tendrá que involucionar en el tiempo, dentro de los mundos infiernos.

Si reflexionamos hondamente, mis caros hermanos, descubrimos dentro de sí mismos ciertos errores que sirven de basamento a determinados agregados psíquicos, dificilísimos de desintegrar; comprender esto es vital. ¿Cómo quebrantaríamos las causas equivocadas, aquellas que nos hacen permanecer estancados en un punto, que de allí no salimos por más que quisiéramos? Se necesita forzosamente, de la disección analítica del error que nos mantiene estancados, el estudio profundo relacionado con tal agregado psíquico, así como del supremo arrepentimiento, del supremo dolor.

Hay algo que siempre les he venido repitiendo a ustedes aquí, la desintegración de tales o cuales errores en nosotros no es cuestión meramente intelectual; hay que pasar a veces por grandes crisis emocionales, hay que llegar a llorar lágrimas de sangre cuando en verdad se quiere la transformación. Entonces así se logra producirse la desintegración de tal o cual agregado difícil. Por lo común esos agregados difíciles, repito, tienen causas muy graves; tales causas, o "yoes causas", se relacionan en forma directa con la Ley, con el Karma. Es posible lograr el perdón de ciertas deudas cuando el arrepentimiento es sincero.

En cierta ocasión me dirigía yo a mi Madre Divina Kundalini; ella, la Serpiente Sagrada de los grandes misterios, estaba enroscada en una columna, conservando su cabeza de tipo humano; le supliqué perdón, pues obviamente luchaba por la revalorización de ciertos principios éticos en mí mismo, por la revaluación de ciertos Valores Místicos, por la regeneración del Oro Espiritual. La respuesta de ella fue definitiva: "Estáis perdonado, hijo mío, te perdono, ya tres veces te he perdonado". Ciertamente, en la antigua Tierra Luna, durante el Mahavantara de "Padma o Loto de Oro", había sido yo perdonado; en el continente Mu, otrora situado entre las embravecidas olas del Pacífico, había sido perdonado, y ahora, por tercera vez, necesitaba perdón. Pero añadió la Serpiente Sagrada: "En una de esas, la segunda vez que os perdoné -refiriéndose al continente Mu-, tu Karma era tan grave, que francamente a pesar de que yo te perdoné no me atreví a penetrar en el Palacio de los Señores del Karma -dijo mi Madre Divina-, porque me hubieran pisoteado los Señores de la Ley; sin embargo, te perdoné". "Gracias, Madre", fue mi respuesta.

Así, la Víbora Sagrada de los antiguos misterios, la Princesa Kundalini, perdona cuando uno se encuentra en el máximo grado de estancamiento, "que ni para atrás ni para adelante", que no marcha en ninguna forma, pues no le queda más remedio que implorar el perdón a Devi Kundalini Shakty, a fin de que ella pueda desintegrar determinadas causas equivocadas, "yoes causas", y aniquilando las mismas, los efectos se anulan. Así que hay que tener paciencia para realizar el Trabajo. Lo importante para nosotros todos, es lograr en verdad la transformación, es posible lograrla cuando en verdad se tiene paciencia, el impaciente no avanza una pulgada en estos estudios.

En todo caso, mediante la aniquilación budhista, mediante la desintegración de toda clase de elementos inhumanos o sub-humanos perjudiciales en nosotros, se consigue que la Conciencia, la Esencia, quede completamente desembotellada en ausencia de la falsa personalidad; esa Conciencia despierta nos confiere a nosotros algo que se llama "bienaventuranza". Así que la bienaventuranza hay que lograrla aquí y ahora, mediante la transformación radical.

A través de todo esto, ¿cómo es que muchos hermanos comprendiendo esto, sintiendo la necesidad del cambio, no tengan en realidad de verdad continuidad de propósitos? Unos perseveran por un tiempo y luego se cansan, abandonan el trabajo sobre sí mismos y no consiguen en verdad ninguna transformación. Para conseguirla, se hace indispensable la continuidad de propósitos.

Necesitamos vivir en estado de auto-observación continua, uno descubre los procesos de la vanidad y del engreimiento, entonces puede ya, con tales datos trabajarlos, trabajar todo eso, a esa vanidad y ese engreimiento, pulverizarlos. Es difícil que alguien permanezca en auto-observación contínua de día y de noche, constantemente, es difícil hallar a alguien así. Cuando uno persevera en verdad, quebranta a los "yoes" y libera a la Conciencia, la vuelve refulgente, la vuelve despierta.

Se necesita cambiar mis queridos hermanos, urge el cambio, y no es posible esto si continúan existiendo en nosotros la falsa personalidad. Quiero que esta plática les lleve a ustedes a la reflexión. "En paciencia poseeréis vuestras Almas", en paciencia llegaréis al despertar.

Necesitamos hacernos conscientes de nuestros propios pensamientos, hacernos conscientes de nuestros propios sentimientos, hacernos conscientes en realidad de verdad, del efecto que producen en nosotros las gentes que nos rodean. Necesitamos hacernos conscientes del ambiente en que vivimos y de las relaciones que tenemos con nosotros mismos; mientras continuemos existiendo como máquinas inconscientes, nada estamos haciendo. Necesitamos dejar de ser máquinas. Así pues mis queridos hermanos, hasta aquí mi plática de esta noche. Ahora estoy dispuesto a contestar preguntas con relación al tema.

P.- Venerable Maestro: ¿a qué se debe la falta de continuidad de propósitos?

R.- Pues, cuando no se ha establecido un centro permanente de Conciencia en nosotros, no existe continuidad de propósitos, pero cuando se ha establecido un centro magnético en el centro de la Esencia, entonces hay continuidad de propósitos. Normalmente, el Centro Magnético de nuestra propia existencia se encuentra localizado en la falsa personalidad.

P.- ¿ Venerable Maestro, ¿de qué está hecha la personalidad auténtica?

R.- Ciertamente, la personalidad en sí misma es pura energía. Nadie nace con una personalidad, la personalidad es hija de su tiempo, nace en su tiempo, muere en su tiempo, no hay ningún mañana para la personalidad del muerto. Cuando retornamos, cuando regresamos, cuando nos reincorporamos en un nuevo cuerpo, tenemos que crear una nueva personalidad. En sí misma es energía, pero ésta se torna falsa -en realidad de verdad-, cuando ciertos "yoes" penetran en su interior y se desenvuelven en la misma. Por ejemplo: el "yo" de la vanidad, el "yo" de los celos, los "yoes" de las preocupaciones, los "yoes" del intelectualismo, los "yoes" mecánicos vienen pues a utilizar esa energía, vienen a apoderarse, a ubicarse dentro de esa personalidad haciéndola falsa. Pero si desintegramos tales "yoes", entonces se vuelve pura, energética; sin esos "yoes" ya no es falsa, es un instrumento para trabajar, pero ya no es la falsa personalidad.

P.- Venerable Maestro: ¿cómo podemos establecer una fuerte personalidad en nosotros?

R.- La personalidad debe equilibrarse con la Esencia. Cuando la personalidad es más fuerte que la Esencia, hay desequilibrio. Cuando la Esencia es más fuerte que la personalidad hay desequilibrio. Ciertas gentes del campo desarrollan la Esencia maravillosamente a consta de la personalidad, cuando vienen a la ciudad están en desequilibrio, y ciertas personas de la ciudad desarrollan la personalidad en forma exorbitante, cuando van al campo, cuando se ponen en contacto con gentes sencillas están en desequilibrio. Necesitamos un perfecto equilibrio entre la personalidad y la Esencia.

P.- Cuando un adepto se auto-realiza, ¿le infiere carácter de eternidad a una determinada personalidad?

R.- Bueno, podríamos decir que sí. Por ejemplo, un Maestro Resurrecto que pueda conservar el cuerpo físico, obviamente tendrá una personalidad eternal en el mundo físico, tendrá otra personalidad eternal en el Mundo Astral, relacionada con el Cuerpo Astral; otra personalidad eternal en el Mundo Mental, relacionada con el Cuerpo Mental, otra personalidad en el Mundo Causal, relacionada con el Cuerpo Causal. De manera que hay cuatro personalidades fundamentales: la Física, la Astral, la Mental y la Causal. Son cuatro personalidades , la Física que está gobernada por 48 leyes, la Astral que está gobernada por 24 leyes, la Mental que está gobernada por 12 leyes y la Causal que está gobernada por 6 leyes.

P.- Siendo obra de su tiempo, ¿no se puede considerar a la personalidad como un agregado?

R.- No, porque a diferencia de los agregados psíquicos, la personalidad dura lo que dura el cuerpo físico, nada más, lo uno; lo otro: es un instrumento receptivo, el vehículo de la acción cuando no es falsa, sino cuando fluye originalmente, cuando vive en forma prístina.

P.- Perdón Maestro, ¿la manifestación según el plano en que se encuentren -sea la del Mental o la del Causal,- son diferentes?

R.- Pues claro, una es la manifestación en el mundo físico, con la personalidad física, otra es la manifestación en el Mundo Astral con la personalidad Astral, otra es la manifestación en el Mundo Mental con la personalidad Mental y otra es la manifestación Causativa o Causal, (el Hombre Causal es el verdadero Hombre, entre paréntesis). Pero pensemos nosotros realmente en lo que es la personalidad. Si nosotros conseguimos liberarnos de la falsa personalidad, nos establecemos de hecho en el tercer estado de Conciencia, que es el de la recordación de Sí Mismo, del propio Ser; ahora bien, todos tenemos derecho por nacimiento al tercer estado de Conciencia. Observen ustedes a los niños recién nacidos: viven en el tercer estado de Conciencia, en la recordación de Sí Mismos, del propio Ser. Desgraciadamente todos nosotros debido a la falsa educación recibida, a los malos ejemplos de nuestros familiares, caemos del tercer estado de Conciencia en el segundo estado, esto es como caer del cielo al infierno. Nacemos en el tercer estado de Conciencia y pronto caemos en el segundo, en el mal llamado de vigilia, equivalente como caer -repito-, del cielo al infierno. Es en este "infierno" del segundo estado de Conciencia, donde los "yoes" nacen, donde los agregados psíquicos se manifiestan, donde todos los elementos inhumanos, perversos, que nosotros tenemos, afloran se robustecen, surgen. El segundo estado es un verdadero infierno.

P.- Venerable Maestro, en su disertación hablaba de que debemos aprender a sacrificar. Queríamos preguntarle, ¿qué es lo que debemos sacrificar?

R.- Pues hemos de empezar a sacrificar el engreimiento, empezar por saber hacernos conscientes de que nosotros no somos sino míseros gusanos del lodo de la tierra; sacrificaremos también la vanidad, realmente nosotros no somos sino, como ya dije, míseros gusanos del lodos de la tierra, no hay nada de qué envanecerse; sacrificar las preocupaciones que de nada sirven, volverlas polvo, ¿de qué pueden servirnos; sacrificar los celos que nos conducen al error, a la calumnia y al delito.

P.- Hay algunos autores que hablan de sacrificar el sufrimiento, ¿tiene algo que ver el sufrimiento con la falsa personalidad?

R.- Pues, la gente sacrificaría todo menos el sufrimiento; la gente es capaz de sacrificar sus vicios, sus pasiones, su vida misma, menos su dolor. Sus sufrimientos los quieren demasiado, esos sí que no los sacrifican por nada, y hay que sacrificarlos también, hay que aprender a sacar de los sufrimientos lo más útil, aprovechar, dijéramos, las adversidades, porque las peores adversidades nos brindan siempre las mejores oportunidades para la Auto-Realización. Así entiendo yo el sacrificar los sufrimientos. Hay dolores terribles, hondos, que penetran en la Conciencia, si sabemos sacar partido de ellos, si sabemos aprovechar la lección que nos dan, saberla extraer dentro del dolor y usarla, entonces sacrificamos el sufrimiento. Son verdades terribles estas que estamos diciendo, mas, se necesita, -repito-, pasar por la aniquilación de la mente, del sentimiento, de la personalidad, del "yo". Como resultado de tantas transmutaciones, como resultado de tantos trabajos, surge al fin una criatura diferente, terriblemente divina en el fondo de cada uno de nosotros. Por eso se ha dicho que mediante la muerte se inicia la transformación, y es mediante la transformación como podemos llegar nosotros al Nacimiento Segundo, convertirnos en seres terriblemente divinos, más allá del bien y del mal.

P.- Maestro, ¿cómo podemos nosotros desarrollar la comprensión?

R.- La comprensión creadora, pues esa se va desarrollando a base de puro discernimiento; no puede haber comprensión en uno si no se establece un perfecto equilibrio entre el Ser y el Saber. Cuando el Ser es más grande que el Saber, de allí deviene, como decía Gurdjieff, un "santo estúpido"; cuando el Saber es más grande que el Ser, de ahí deviene -digo yo-, un "bribón del intelecto", y el mundo, actualmente, está gobernado por bribones, de allí el estado caótico en que se encuentra la humanidad. Establecer el equilibrio entre el Ser y el Saber es indispensable. Uno establece el equilibrio entre el Ser y el Saber a base de meditación. Si estudiamos, por ejemplo, un versículo bíblico y no utilizamos para el estudio mas que el centro formativo, el centro que registra en el intelecto, pues obviamente vamos mal, estamos destrozando ese Centro, pero si estudiamos el versículo y luego nos absorbemos en profunda meditación, con propósito de hacernos conscientes por iluminación, del profundo significado de ese versículo, entonces se forma, dijéramos, un intercambio entre el Ser y el Saber. El Saber se funde en el Ser y el Ser se funde en el Saber, de esa fusión tan integral resulta la llamarada viviente de la comprensión.

P.- Venerable Maestro, ¿se puede concebir un arrepentimiento subjetivo?
R.- Sí, hay arrepentimientos subjetivos y los hay objetivos. El arrepentimiento subjetivo es más bien mecánico, a veces se hace por compulsión; alguien le hace ver a uno que ha cometido tal o cual falta, y entonces dice uno "voy a arrepentirme", ese es un arrepentimiento mecánico. Necesitamos nosotros, no de arrepentimientos mecánicos, necesitamos del arrepentimiento consciente, del arrepentimiento objetivo, mediante la Dialéctica íntima del Ser, mediante la Dialéctica de la Conciencia. Sólo mediante la Dialéctica de la Conciencia, se puede conseguir el arrepentimiento real, auténtico, que obviamente ha de llevarle a uno a un cambio profundo en sus intimidades. En todo caso, hermanos, estoy mostrándoles el camino de la transformación; éste nos conduce al auto-despertar; a la objetivación real de la Conciencia, y eso es lo importante, lo trascendental.

P.- ¿Ese arrepentimiento, Maestro, podría ser el de las personas místicas, movidas por choques emotivos?

R.- Pues, no podríamos pronunciarnos así, en esa forma, contra ciertas gentes místicas. Muchas veces, una humilde mujer que enciende una veladora ante un santo, puede realizar prodigios que no realizaría jamás un profesor de física atómica. De manera que tenemos que tener mucho cuidado con las palabras. Yo soy matemático en la investigación y exigente en la expresión; por eso exijo de ustedes exactitud en la palabra.

 

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